Dos periodistas salvadoreñas acogidas en la primera edición de Galicia Abriga a propuesta de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) podrán intercambiar experiencias con compañeros y compañeras de algunos de los principales medios españoles en Madrid, gracias a la colaboración de Reporteros Sin Fronteras España.

Carolina Amaya es una periodista, ecofeminista y defensora de derechos humanos salvadoreña. Centra su trabajo en el periodismo ambiental, desde el que aborda cuestiones trascendentales para su país y para toda Centroamérica, como los desplazamientos forzados, la gentrificación, la burbuja inmobiliaria o la crisis hídrica. Desde 2022 lo hace a través del medio independiente Mala Yerba, que también dirige. Por su labor ha venido recibiendo amenazas y hostigamiento por parte de depredadores ambientales que denuncia en sus reportajes: pandillas, empresas y responsables públicos. En la actualidad, está siendo perseguida judicialmente por la publicación de un reportaje sobre la emergencia ambiental provocada por la construcción de viviendas de lujo en el lago Coatepeque. APES ha advertido que esta persecución judicial “busca censurar y/o restringir el ejercicio periodístico” y, en este sentido, observan que aumentar la atención de la comunidad internacional sobre esta situación puede ser un importante apoyo en su lucha por la libertad de expresión en el país centroamericano.

Gabriela Villaroel es una periodista salvadoreña, defensora de derechos humanos y, muy especialmente, de la libertad de expresión. Cuenta con una amplia trayectoria como reportera política en diversos medios del país centroamericano. Ha sido atacada por su trabajo, especialmente por parte del gobierno salvadoreño. Denuncia el terrible impacto que está teniendo el régimen de excepción salvadoreño sobre la cultura democrática y la libertad de expresión del país centroamericano.

Ambas han sido acogidas por Galicia Abriga, a peitción de APES, una de las organizaciones de prensa más antiguas de América Latina que cuenta, desde 2018, con un Centro de Monitoreo de Agresiones contra Periodistas y acaba de publicar un informe sobre Libertad de Prensa en El Salvador, relativo al año 2023.

El Salvador ha dado un giro histórico a partir de las elecciones presidenciales del 2019, que dieron como ganador al actual presidente Nayib Bukele, y de la participación del partido Nuevas Ideas en las elecciones municipales y legislativas en el 2021. La popularidad del presidente resultó en un cambio del poder político en la Asamblea Legislativa, dando una amplia mayoría de diputadas/os y gobiernos locales para el periodo 2021- 2024. Esta misma situación se repitió en las elecciones del 2024, tras la admisión de la candidatura del presidente Bukele, a pesar de las restricciones establecidas en la Constitución de El Salvador.

La Asociación de Periodistas de El Salvador denuncia que las agresiones a la prensa han aumentado en El Salvador un 66% en 2023 y el Informe de agresiones contra personas defensoras y periodistas, realizado en el 2023 por la Mesa por el Derecho a Defender Derechos, afirma que las agresiones “contra la defensa de la libertad de expresión y prensa” suponen un 79.67% del total de los casos. Reporteros Sin Fronteras posicionó al país en el puesto 133, de los 180 que conforman la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF 2024. El ejercicio periodístico está marcado por el acoso a medios críticos y la criminalización de la cobertura sobre seguridad pública y pandillas. El uso de trolls refuerza la narrativa oficial y la información sobre asuntos públicos es confidencial desde la pandemia. El Informe anual sobre violaciones a derechos humanos durante el estado de excepción en El Salvador, realizado por organizaciones como Amate, FESPAD, Cristosal, IDHUCA, Azul Originario, SSPAS y Red de Defensoras, documenta, además, 4,825 casos por denuncias a detenciones arbitrarias hasta marzo de 2023.

Galicia Abriga, primer Programa Gallego de Acogida Temporal a mujeres defensoras de Derechos Humanos, nace este 2024, para que mujeres de organizaciones y movimientos sociales de países en los que la Cooperación Gallega tiene presencia puedan salir temporalmente del contexto de riesgo para su integridad física y psicológica en el que se encuentran, debido a su labor como defensoras de derechos.